no soy un robot
pero quisiera serlo, aunque mecánicamente chirríen las rodillas dendritas de mis neuronas y me resista a la maquinaria atroz clásica que me habita y vive, oye no tomes esos atajos ni estés en esos recovecos dice podrías acomodar mejor los almohadones disponer allí otra cosa, de eso se trata, ubicar mantas que me tapen los hombros al final de una fiesta servirme un tazón de té beber un copón, olvidé algunas reglas básicas o sólo las verbalizo en voz alta como quien conoce las leyes pero arrastra cumplirlas, internada en la sala blanca de la angulosa asepsia de la madurez escondiendo un perro que llora abandonado en el patio, no quiero abandonar a mi animal interior dejarlo que estúpido exprese sus anhelos o estúpido calle, quiero acariciarlo y mirarlo a los ojos, acercarme a la suave ternura de la necesidad, detesto sentir que estoy bien solamente acurrucada, parada frente a la lluvia los micros pasan, los taxis levantan agua acumulada en las esquinas, quiero posp...