no soy un robot
pero quisiera serlo,
aunque
mecánicamente chirríen las rodillas dendritas de mis
neuronas y
me resista a la maquinaria atroz
clásica que me habita y vive,
oye no tomes esos
atajos ni estés en esos recovecos dice podrías
acomodar mejor los almohadones disponer allí otra cosa,
de eso se trata,
ubicar mantas
que me tapen los hombros al final de una fiesta
servirme un tazón de té
beber un copón,
olvidé
algunas reglas básicas o sólo
las verbalizo en voz alta como quien conoce las leyes pero
arrastra cumplirlas,
internada en
la sala blanca de la angulosa asepsia
de la madurez
escondiendo un perro que llora
abandonado en el patio,
no quiero abandonar
a mi animal interior dejarlo
que estúpido exprese sus anhelos
o estúpido calle,
quiero acariciarlo y mirarlo a los ojos,
acercarme a la suave ternura de la necesidad,
detesto
sentir que estoy bien solamente acurrucada,
parada frente a la lluvia los
micros pasan,
los taxis levantan
agua acumulada en las esquinas,
quiero
posponer
Comentarios
Publicar un comentario