Quiero ir al gimnasio
Los últimos dos meses de 2018 estuve yendo a entrenar. Sudaba y movía mi cuerpo exorcizando enojo. Después de 10min de cinta, por las piernas y los brazos me recorre como una mini corriente eléctrica y es muy agradable, escucho música que pongo con mi celular y corro 30 minutos contenta. El gimnasio quedaba frente al edificio donde yo vivía, sólo había que cruzar un gran estacionamiento. En verdad, los profesores o preparadores físicos no me prestaban mucha atención así que yo agregaba minutos de cinta a mi rutina porque me encantaba el golpe de las suelas de mis zapatillas cada vez más rápido sobre rodillos sobre una cinta de goma. Me gustaba sentir que esa transpiración era algo que tenía que sacar de algún modo. A veces escuchaba listas rabiosas. Muchas veces sentí al volver del gimnasio el impulso de fumar un cigarrillo, porque en mi cuerpo sentía algo parecido a la sensación de satisfacción después de uno o de un par de orgamos, que en cierta manera potencia los efectos place...