llegada la hora de las vacaciones
nos dejaron salir de las máquinas a eso de las 14hs,
junto a anita caminamos por los pasillos de losa brillante del subsuelo 3. desde este se oye pasar el subterráneo por encima de nosotras. la presión del tramado vial eléctrico pareciera comprimir nuestro piso, pero es solo una sensación. en realidad, tanto las máquinas como el tramado eléctrico y la fibra óptica sostienen el mundo de este modo.
ha llegado la hora de las vacaciones en la era del acero avanzado. anita quiere recorrer la tienda en busca de regalos. elije para mí una valijita que contiene un libro con dibujos para colorear, lápices y lapiceras.
pienso que es un buen regalo para llevarme en mi viaje. me imagino sentada en una de las reposeras rentadas frente a la costa eligiendo un dibujo para pintar.
la gente tiene ánimo festivo. se deslizan por el piso lustrado bajo los aires acondicionados y los extractores que hace que todos los ambientes huelan exactamente igual.
todos los ambientes huelen a local de comida rápida.
la multinación es un lugar que nos acoge y nos impulsa de borde a borde en la provincia/estado para que coloquemos las piezas donde sea necesario y ahora es necesario que descansemos.
la habitación arrendada en el partido de la costa para pasar mi receso de verano es compartida. comparto con mi hermana y su novio. asì nos ha sido asignado por cosanguinidad.
deseo poder entablar una conversación con ellos la primera noche. han llegado antes que yo y han decidido en cuál cama dormirán.
el departamento es un rectángulo al que se entra descendiendo por una escalera. alquilar hacia arriba, tener vistas panorámicas, estaba fuera de nuestro alcance.
mi hermana ha colocado unos adornos de gel autoportante y resina color violeta en las paredes. ha puesto atrapasueños sobre las camas.
quiero hablar con ellos esta noche para acordar un régimen horario.
horario en que ellos subirán a las reposeras de la playa, horarios en que caminarán por la freída peatonal, horarios en que yo no estaré en la casa y ellos sì para que hagan higiénicamente lo que necesiten.
cuanto más proximos estamos unos cuerpos de otros más imperativo ha resultado para la llamada salud mental y corporal establecer contratos mutuos, volver a redactar nuevos acuerdos convivenciales con normas de conviviencia que reglen nuestros movimientos. yo no estoy excenta. mi espíritu anhela el descanso. estoy a punto de llorar mientras observo los geles autoportantes. y luego lo hago por fin mientras camino entre residuos en la playa .
las reposeras parecen butacas de un anfiteatro cuyo escenario es , a lo lejos, el espectáculo marítimo.
estiro la mano e imagino tocarlo. me pongo los auriculares y dejo que el sol lastimoso de las 18 hs me toque la piel. siento que soy un bastón de papa encogiéndome en el aceite hirviendo de la freidora. van a comerme
nos dejaron salir de las máquinas a eso de las 14hs,
junto a anita caminamos por los pasillos de losa brillante del subsuelo 3. desde este se oye pasar el subterráneo por encima de nosotras. la presión del tramado vial eléctrico pareciera comprimir nuestro piso, pero es solo una sensación. en realidad, tanto las máquinas como el tramado eléctrico y la fibra óptica sostienen el mundo de este modo.
ha llegado la hora de las vacaciones en la era del acero avanzado. anita quiere recorrer la tienda en busca de regalos. elije para mí una valijita que contiene un libro con dibujos para colorear, lápices y lapiceras.
pienso que es un buen regalo para llevarme en mi viaje. me imagino sentada en una de las reposeras rentadas frente a la costa eligiendo un dibujo para pintar.
la gente tiene ánimo festivo. se deslizan por el piso lustrado bajo los aires acondicionados y los extractores que hace que todos los ambientes huelan exactamente igual.
todos los ambientes huelen a local de comida rápida.
la multinación es un lugar que nos acoge y nos impulsa de borde a borde en la provincia/estado para que coloquemos las piezas donde sea necesario y ahora es necesario que descansemos.
la habitación arrendada en el partido de la costa para pasar mi receso de verano es compartida. comparto con mi hermana y su novio. asì nos ha sido asignado por cosanguinidad.
deseo poder entablar una conversación con ellos la primera noche. han llegado antes que yo y han decidido en cuál cama dormirán.
el departamento es un rectángulo al que se entra descendiendo por una escalera. alquilar hacia arriba, tener vistas panorámicas, estaba fuera de nuestro alcance.
mi hermana ha colocado unos adornos de gel autoportante y resina color violeta en las paredes. ha puesto atrapasueños sobre las camas.
quiero hablar con ellos esta noche para acordar un régimen horario.
horario en que ellos subirán a las reposeras de la playa, horarios en que caminarán por la freída peatonal, horarios en que yo no estaré en la casa y ellos sì para que hagan higiénicamente lo que necesiten.
cuanto más proximos estamos unos cuerpos de otros más imperativo ha resultado para la llamada salud mental y corporal establecer contratos mutuos, volver a redactar nuevos acuerdos convivenciales con normas de conviviencia que reglen nuestros movimientos. yo no estoy excenta. mi espíritu anhela el descanso. estoy a punto de llorar mientras observo los geles autoportantes. y luego lo hago por fin mientras camino entre residuos en la playa .
las reposeras parecen butacas de un anfiteatro cuyo escenario es , a lo lejos, el espectáculo marítimo.
estiro la mano e imagino tocarlo. me pongo los auriculares y dejo que el sol lastimoso de las 18 hs me toque la piel. siento que soy un bastón de papa encogiéndome en el aceite hirviendo de la freidora. van a comerme
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