me llamo a la pérdida de inteligencia para rezar
en voz alta en la cocina mientras hablás por teléfono,
son noticias raras,
malas no son porque esperamos cosas peores,
hoy al borde del zoológico leí las palabras de los activistas, y pensé
aún así
quiero pasear por adentro de esa cosa, quiero comer palomitas mientras observo
al cóndor comerse la carne en la punta elevada de su piedra.
todo es tan fálico,
acaricio
el tubo del teléfono diría escribo
en una libretita del siglo pasado corazones
para llamarte a vos,
te amo y eso es un discar eternamente en un
teléfono descompuesto jorgelina dice que
te ama
pero eso no llega jorgelina quiere decirte que pero
no puede.
para variar, solo acaricio el
y observo brotar
el plano del mundo abrirse aplastado como una pelota pinchada el
globo terráneo con el que hacíamos jueguito en la pileta,
estábamos apriendiendo matemática y geografía mientras
nos divertíamos
aunque fuesen mentiras todo cambió,
la pequeña bebé de los noventa
cae al agua tiene que caerse y cae así aprenderá,
pero qué hay de las
bebés del dosmil,
lejos estoy de trepar
las rejas del zoológico para que se partan en mí los corazones varios
que tengo guardados como pastillitas dorins
duros como cachos de droga
dulces de golosinas.
mi intención no era sobreponerme a mis instintos y avanzar en
la primavera estrellada de la semana anterior
con un cuchillo cruzar calle 71
cierro los ojos esperando el golpe de un auto contra el pecho,
mi intención no era hacer un
agujero en tu cara con mis dedos decir marcando este
mismo código binario cero uno cero uno con las uñas en el disco de tu cráneo
como si hiciera pocitos buscando leche,
cuánta riqueza se guarda en cajitas
y latitas y entre las hojas de los libros cartitas y mi novia parece un pollypocket,
si algo quiero es hacerme pequeña y dejar de tener necesidades,
hacerme d plástico y vivir en el hueco de un chocolate o en una repisita
no contar con este cuerpo pesado y esta inteligencia que me piden porno
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