pequeño
Observo y estoy cansada
tengo como un sueño, o como una fiaca
no estoy renegando de ella, me apoyo para decirte que estoy
cansada,
esta mañana soñé con Hitler. Hitler tenía una hija en la actualidad
la hija era
preciosa pero
iba a matarnos,
iba a aniquilarnos a todos,
estaba detrás de las puertas,
salía como fantasma en las fotos;
desperté como a las ocho y media,
pensé
es muy temprano,
por mi mente pasaron imágenes de mi futuro día,
sentarme a leer, meditar,
pensar en el almuerzo.
es temprano me dije y entonces seguí durmiendo.
soñé con un naufragio en un río oscuro y barrial,
hacíamos coleadas con un auto quemado y llorábamos por pastillas.
Me siento así al despertar,
con los ojos pequeños,
uno más chico que el otro,
chequeo el estado de mi cuello,
antenoche apreté mi mandíbula
hasta hacerla sonar,
después me sentí cansada,
o como si mi corazón fuera despacio y necesitáramos reposar,
el descanso no me sirve siempre,
pienso que ya estoy grande,
accedo a recuerdos viejos y los veo amarillos,
recién recordé a un anciano muy moreno que manejaba la calesita
de siete y treinta y ocho,
hacía un baile muy rápido para que los niños le quitáramos la sortija,
no recordaba ese juego,
te ganabas otro viaje,
los viajes eran fichas de plástico bruñido.
Ayer recordé
que sé el avemaría en latín
y el padrenuestro en inglés,
el otro día observé
en una película vieja
cómo se levantaban los alumnos cuando entraba un profesor,
se paraban al lado del banco;
ahora recuerdo por qué
me alejé así de dios,
porque la escuela me enseñó
la existencia de un dios marcial y un sacerdote violador,
pero hoy me encontraría
bien en un monasterio
porque estoy cansada y no quiero
más que meditar y leer,
orar en silencio,
hacer escrituras,
tocar acordes de piano,
servir a mis hermanos,
eso es lo que quiero hoy
después del sueño con Hitler,
con qué sueñan los santos?
sueños premonitorios,
yo sólo soñé una vez más
con estar en un garaje
teniendo deseos;
El deseo me cansa como un niño que pregunta
cuando está por los tres años,
un niño ajeno un niño
que yo no elegí,
debo tomarlo y pasearlo por un parque
cuidarlo en su delirio infantil,
comprarle una manzana dulce y
señalarle en el cielo
el vuelo de un avión y abrigarle de frío
su pequeño corazón.
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