a jorgelinear a la jorgelinería
de regalo te traje algo que me hizo acordar a vos
una composición de bomboncitos obscenos que elegí por su envoltorio de color,
el papel metal quiere decir: algo que podría ser muy duro en realidad se rasga,
proverbio tres o tercera visita a los templos sin posibilidad de acceder a la comunión:
me acerco esta entretarde dominical pienso que llego temprano,
de todos modos
la multitud ya espera afuera de la iglesia,
entramos por una puerta costada,
pues no peregrinamos rumbo a altar sino en busca de un dios personal que se encuentra hablando ya no solos.
hay tres de mi género
aunque una de ellas tiene esposo y la otra tiene una edad extraña y rosada y yo,
me lleno del perfume de los hombres, que me estrechan,
me hago acordar a mi amiga mónica que toda vestida de tules, pieles artificio y terciopelos
se echaba un desodorante de vestuario
para despistar;
en este caso van varias veces que me acerco arrodillada sin saber quién soy yo misma;
tengo en espera mails de antiguos clientes,
desatendido el negocio;
el que me quiera que espere si está dispuesto a pagar...
mientras tanto
ya son más de los posibles aquellos oradores que darán curso a aquello que llamamos
de un modo secreto pero tiene la forma de la vida que queremos ser;
cada cual concibe a su modo y dispone de su tiempo pero el orden de llegada es idiota con las chicas que llegamos hasta el templo montando bicicletas;
me entretuve ya van dos con un amistoso que me da no sé si ganas de reir o de llorar;
ahora mismo siento no sé si ganas de llorar
deseo de reir,
y no, ninguna de las cosas;
escribo unos mensajes de las once de la noche donde digo no sé si fui demasiado arrebatada perdón
y van como seis perdones que dudé en decir,
como una señorita siento el calor bajo la ropa perfumada de hombre,
las prendas ajustadas para mi cuerpo que cambia,
sin poder aún decir ni precisa ni imprecisamente frente al público
qué mierda me sucede,
que si volví a mi casa
que si sentí
que quería morirme de nuevo,
pegada al acolchado
sudé frío
totalmente envuelta en algún drama onírico y recé
al despertarme para traerme a vigilia
y hacer del día
un terreno que no es sólo el propio
sino también del divino;
y restregada
por esponjas
me quito el olor de los abrazos y los apretones,
pensando
otra vez
soy una señorita que pedalea en faldas
y toda la puntilla se enreda en los pedales,
y con los dedos engrasados desato
la madeja infeliz y barrosa de mi día
siempre una semidiosa en soledad,
como dormida abandonada,
sosteniendo un hilo en silencio?
acaso qué he leído que has ido que he visto
en la pantalla de mis sesos
arruinada de hormonas
el sincretismo entre
lo más pagano y lo oficial y lo
extragubernamental, lo urbano y lo
tibetano y jipi,
despistada,
sin miramentos gepeésicos,
sin tregua medicamentosa,
ni bajar dosis,
ni hablar
con el terapeuta de turno,
tan solo esperar la noche
pesada de la sangre,
helada de la infertilización
amada de la ciclación ridícula del pequeño femenino
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